El ciclo del agua y las ciudades
“La batalla para mantener el calentamiento global por debajo del umbral establecido por el acuerdo climático de París se ganará o perderá en esta década” sostuvo recientemente António Guterres secretario General de las Naciones Unidas. Cada grado promedio agregado al clima global añadirá siete por ciento más de humedad a la atmósfera, que a su vez acelerará el ciclo del agua y desencadenará fenómenos extremos con consecuencias apenas vislumbradas.
Las Sequías, y las inundaciones tienen un impacto devastador en la seguridad alimentaria, las economías y los medios de subsistencia. De este modo el funcionamiento del ciclo del agua se vincula a muchos de los variados retos actuales, como la crisis ecológica, las enfermedades zoonóticas y algunas turbulencias geopolíticas.
Las ciudades se han convertido en un escenario inquietante ante los efectos del ciclo del agua alterado. Hoy más del 80% de la población de América Latina vive en ciudades de 20.000 o más habitantes, lo que hace que sus espacios urbanos se reconozcan entre los más preocupantes del mundo ante el cambio climático*a.
Descripto este escenario, podemos abordar la relación de las ciudades con el agua de al menos tres maneras, según los estudios reconocibles en la literatura más recientes. Podemos analizar esa relación agua-ciudad desde el enfoque de cuenca y por tanto sometida a la carencia de lluvias (estacional o permanente) o a su exceso (ocasional), la segunda forma, también como parte de la cuenca, pero con una mirada de escala más reducida que hace hincapié en el transporte del metabolismo de la ciudad, atribuyéndole una afectación de hecho al sistema (o río urbano), con el mismo efecto que el aporte desde un campo productivo o una industria hace a un río. El tercer abordaje es ver a la ciudad como usuaria del bien que es transportado de fuentes diversas (incluidas otras cuencas) para consumo y como transportadora a su vez fuera de la ciudad con desechos, la ciudad es en esa mirada una caja negra. Esta aproximación será analizada más detalladamente a continuación.
La ciudad en la cuenca 1
Las proyecciones del clima indican aumentos de la cantidad media mundial de evaporación, humedad atmosférica, y de la precipitación durante este siglo. Por lo tanto, episodios de precipitación intensa aumentarán en frecuencia afectando especialmente a ciertas ciudades. Consideremos además que nueve de cada diez desastres naturales se relacionan con el agua que a su vez se extienden en cascada a través de los sistemas alimentarios, energéticos, urbanos y ambientales. Esta problemática del agua y sus riesgos para las ciudades y sus habitantes han producido numerosos estudios que han evolucionado y sistematizado creando un vocabulario propio. Así, según la región o el país tenemos conceptos que van desde ciclo hidro social a los modelos de ciudades con manejo de la mitigación del riesgo al aprovechamiento por ejemplo ciudades “agua-sensibles” (Australia), “ciudades esponjas” (China) y ciudades “azul verde” (Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte).
Todas son todas parte de un abordaje complejo aún en progreso que incluye la adaptación, el paisaje y la cultura. Son las repercusiones sociales, ecológicas y sanitarias de un mundo con ciudades cada vez más pobladas y expuestas a riesgos.
Dentro de este amplio paradigma se puede situar y comentar la recuperación ambiental del Río Xibi Xibi que permitió integrar a una ciudad (San Salvador de Jujuy) a su territorio fluvial para generar un corredor verde aprovechando además una reserva natural municipal preexistente*b. El Río Xibi Xibi recorre unos 10 kilómetros desde su naciente hasta la desembocadura pasa en su recorrido por la ciudad en la que se desarrolló “el parque lineal” que desde agosto de 2018 contribuye al bienestar en múltiples modos. Esto coincide muy bien con numerosas recomendaciones*c sobre llevar adelante enfoques coordinados hacia el diseño y la aplicación efectiva de la normativa económica, ambiental y sanitaria del agua urbana. Con esto se mejoró el uso eficiente del bien, mejorar su calidad y protege el ecosistema que se extienden sobre el lecho del río Xibi Xibi en un tramo de 2,5 kilómetros.
La ciudad en la cuenca 2
Las ciudades han crecido a la vera de los ríos incorporándolos poco a poco en su paisaje urbano, a veces bien y generalmente mal. La falta de planificación y el rápido desarrollo urbano con grandes inversiones en infraestructuras han forzado la construcción de estructuras artificiales en muchos ríos (infraestructura gris). Para ello se ha eliminado la vegetación, drenado humedales y dragado cauces, con ello se destruyeron hábitats fluviales que, al final, afectan al ecosistema todo. Poco a poco los sistemas fluviales son convertidos en estructuras artificiales: los ríos urbanos que incluyen su propio síndrome *d, resumido en un acelerado deterioro del curso de agua al cruzar zonas pobladas. En la actualidad, y para revertir el deterioro observable, la gestión de los ríos urbanos se centra en garantizar la revitalización de sus funciones básicas a través de la restauración ecológica, que desde consideraciones económicas, sociales y culturales buscan un desarrollo del paisaje ribereño ambientalmente más saludable. Esto, porque, aunque las zonas urbanas sólo representan una pequeña parte de toda la cuenca hidrográfica, su influencia en la salud de los ríos es significativa *e.
La ciudad como usuaria del bien
El acceso inmediato al agua es quizás la más antigua de las relaciones y razón de los asentamientos humanos a la vera del sistema fluvial de una cuenca, para alejar su fuente de provisión a medida que crecía el poblamiento del territorio. Surgen así las complejas estructuras como los acueductos que atestiguan el permanente requerimiento de agua de buena calidad. En otros casos, como en las zonas tropicales, el alejamiento de la fuente de agua se debe, además de la contaminación, a los riesgos por exposición a los vectores de enfermedades que poseen ciclos de vida con etapas acuáticas como la malaria, el dengue, la oncocercosis, etc.
La necesidad permanente de agua llevó a obras de infraestructura gris, en estos casos fuera de la ciudad, como las presas cada vez más grandes para garantizar un manejo del agua, progresivamente más sofisticado. Esto puede ser realizado en la misma cuenca o en cuencas vecinas o incluso lejanas y conocido como trasvasamiento de cuencas. Los reservorios de agua por otro lado interrumpen el sentido unidireccional continuo del río a un proceso de retención del agua con tiempos de residencia variables. Otro capítulo es el uso del río como transportador de los residuos de la actividad humana que ha generado problemas cada vez más complejos. Pensemos que pasó del transporte de líquidos con desechos cloacales (básicamente materia orgánica o eutrofización) a hidrocarburos y productos derivados (plásticos y farmacéuticos entre otros) (x). Esta problemática, asociada a los desechos contaminantes de ríos ha sido la más estudiada ante el evidente daño ambiental observable en el cuerpo de agua y el riesgo asociado *f. Esto llevó a la aplicación del comando-control como método de gestión con la mirada de ciudad como caja negra: entra agua limpia, sale agua con desechos.
Conclusión
Hace más de veinte años reconocidos ecólogos señalaron que el cambio climático y el creciente desequilibrio entre el suministro de agua, el consumo y el crecimiento poblacional alterarán drásticamente el ciclo del agua*g. Se plantea que la resiliencia hídrica o sea la capacidad de los ecosistemas para adaptarse, recuperarse y prosperar ante los impactos negativos, es la clave de la agenda para las ciudades hoy. Esto, sin olvidar que las ciudades son focos importantes de generación de Gases de Efecto Invernadero (GEI). La construcción y las operaciones de edificación por sí solas representan más de un tercio de las emisiones globales de GEI y los ríos urbanos generan hasta cuatro veces más GEI que los ríos naturales.
Los resultados de los estudios indican, hasta aquí, que existe un discurso de salud pública convergiendo con un discurso impulsado por la planificación urbana y la edificación orientado hacia la infraestructura urbana azul verde*h.
En otro enfoque, los ríos urbanos latinoamericanos según Walteros y Ramírez *a deben ser: (1) estudiados con enfoque de cuenca, (2) entendidos en sus funciones de ecosistema acuático e identificados los servicios ecosistémicos, para justificar la gestión y restauración, y (3) considerados los pagos por servicios ambientales para gestionar la conservación y restauración -al menos- de los tramos superiores de los ríos urbanos. Es decir, se debe adoptar una gestión enfocados en la cuenca hidrográfica en lugar de considerar los sistemas fluviales como segmentos aislados (ej. el tramo del río en la porción del casco urbano*e).
Para ello todos los agentes involucrados en la gestión urbana deben considerar la dinámica de toda la cuenca (especialmente la captación) en la planificación. Pero como ya lo expresara Natenzon*i hace años, pero de una vigencia asombrosa, los argumentos económicos, técnicos, y aún la ciencia aplicada no gestionan exitosamente la cuenca (con las ciudades incluidas) porque no pueden, dominar los problemas por la gran cantidad de factores e intereses. Para tener éxito con este enfoque debe funcionar “el consenso y la participación de todos los que están poniendo algo en juego y asumiendo los riesgos.”
Finalmente, y como vemos ante la complejidad involucrada en este proceso debemos apuntar a estrategias audaces como aquellas basadas en el concepto de misión, en el sentido de la profesora del University College London y Copresidenta de la Comisión Mundial sobre la Economía del Agua, Mariana Mazzucato. Esta manera de gestionar, integradamente, los motores políticos, económicos y ambientales ayudará a los gobiernos a innovar con un sentido de propósito, dirección y urgencia. El funcionamiento de estrategias como misiones han sido tan exitosas como lograr que el ser humano pisara la luna y quizás sirva para “asegurar un futuro hídrico resiliente para todas las sociedades, pobres y ricas por igual” y hacer un mundo que queramos vivir.
Hugo R. Fernandez
Cátedra de Limnología/ INGEMA
Facultad de Ciencias Naturales e IML
(x) Algunas formas de hidrocarburos son muy difíciles de procesar por sus propiedades físicas o químicas como los Hidrocarburos Aromáticos Policíclicos y los Alcanos de Cadena Larga por citar dos casos. En el primero por el arrastre al alcantarillado de la ciudad lo que proviene de la combustión incompleta de vehículos, por ejemplo. En el segundo caso de los aceites y grasas doméstico y desde algunos productos de cuidado personal, como cremas, lociones y aceites corporales. Sumando a todo esto existe una amplia variedad de compuestos farmacéuticos, como antibióticos, analgésicos, hormonas, antidepresivos y medicamentos de uso común que son de riesgo para la salud pública y de los ecosistemas a partir de las aguas superficiales.
Citas
*a Walteros, J.M., & A. Ramírez, 2020. Urban streams in Latin America: current conditions and research needs. Rev. Biol. Trop., 68 (Suppl. 2), 13-28.
*b Zamar, Z., 2017. Recuperación paisajística ambiental y puesta en valor del río Xibi-Xibi, San Salvador de Jujuy. Trabajo Final de Especialización en Planificación y Diseño del Paisaje, Universidad Nacional de Córdoba.
*c Shinde, V. R., R. R. Mishra, U. Bhonde, [y dos coautores más], 2024, Future considerations for managing urban rivers. En: V. R. Shinde, R. R. Mishra, U. Bhonde, and H. Vaidya (eds.), Managing Urban Rivers: From Planning to Practice, Elsevier, pp. 333-338
*d Walsh, C. J., A. H. Roy, J. W. Feminella, [y tres coautores más], 2005.The urban stream syndrome: current knowledge and the search for a cure. J. N. Am. Benthol. Soc., 24(3), 706–723.
*e Durán Vian, F., J. J. Pons Izquierdo and M. Serrano Martínez, 2020. ¿Qué es un río urbano? propuesta metodológica para su delimitación en España. ACE: Architecture, City and Environment, octubre 2020, 15 (44), 9035.
*f Moog, O., S. Schmutz, & I. Schwarzinger, 2018. Biomonitoring and Bioassessment. En: S. Schmutz, J. Sendzimir (eds.), Riverine Ecosystem Management, Aquatic Ecology, Springer, pp. 371-390.
*g Jackson R. B., S.R. Carpenter, C. N. Dahm [ y cuatro coautores más], 2001. Water in a changing world. Ecol. Appl., 11(4), 1027–1045.
*h Capari, L., H. Wilfing, A. Exner, [y tres coautores más], 2022. Cooling the City? A Scientometric Study on Urban Green and Blue Infrastructure and Climate Change-Induced Public Health Effects. Sustainability 2022, 14, 4929.
* i Natenzon, C. E., 1999. Cuencas hidrográficas y gestión pública en Argentina. Rev. Geog., 125, 61-75.